Seré amado cuando falte
Javier MaríasAsí dice Javier Marías en el preámbulo a Seré amado cuando falte. Pero quizá hay que concederle más crédito en otro sitio: «No me gusta el proselitismo y aún menos el espíritu evangélico, veo ambas cosas como una forma de violentar las creencias y las voluntades. Es arriesgado que diga esto quien escribe una columna dominical desde hace años, pero, si no me equivoco en exceso, y aunque mis argumentaciones sean a veces vehementes, creo que no pretenden tanto convencer a los lectores para que se adhieran a ellas o adopten ciertos comportamientos cuanto que las tengan en cuenta y se paren a pensar un rato con la perspectiva de otro a quien no suele bastar lo que la mayoría piensa o, como lo he expresado otras veces, lo que ya piensa la época de nosotros.»